Para seguir con el asunto de las cartas...
Todos hemos recibido alguna vez una de esas incómodas cartas en las que se nos comunica que, a no ser que expresamente avisemos de lo contrario, entenderán que le otorgamos nuestro consentimiento para loquesea (habitualmente algo que no queremos).
Rezan así:Todos hemos recibido alguna vez una de esas incómodas cartas en las que se nos comunica que, a no ser que expresamente avisemos de lo contrario, entenderán que le otorgamos nuestro consentimiento para loquesea (habitualmente algo que no queremos).
“Si en el plazo de treinta días naturales desde el envío de esta notificación no recibimos noticias suyas, entenderemos que nos ha otorgado su consentimiento”.
Y esta fue (supuestamente) la divertida y cabreada respuesta a tal mísiva de un ciudadano, cuando Jazztel le pedía permiso para compartir sus datos personales con otras compañías:
“Sr. Benito, a mí me gustaría follarme a su mujer. Si en el plazo de 30 días no recibo noticias suyas, entenderé que da usted su consentimiento para tan feliz acontecimiento (sobre todo para su señora)”.
En fin, que ha gente pa todo...
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