martes, 25 de septiembre de 2007

7ºArte [The Fountain]

Esta historia de ciencia-ficción aborda la odisea de un hombre y su lucha a través del tiempo para salvar a la mujer que ama. Desde la España del siglo XVI hasta el profundo espacio, siglo XXVI, el héroe intentará encontrar el árbol de la vida, para intentar salvar la vida de su esposa.

Video::: La Fuente de la Vida

Darren Aronofsky director ‘Pi’ y ‘Requiem por un Sueño’ ha mostrado siempre una faceta innovadora y efectiva. Esta idea vuelve a la mente al contemplar su última película, que sólo tiene en común con las anteriores el hecho de ser una obra nada convencional y generadora de respuestas muy diferentes en los espectadores.

Hay bastantes motivos por los cuales ‘La Fuente de la Vida’ ha provocado y provocará reacciones de todo tipo (y aquí se incluye también la indiferencia, claro). Dejando a un lado “juegos” visuales, básicamente, el centro de la “polémica”, ineludible, radica en el tratamiento que da la película a la muerte, al fin de la vida. Un poema a la muerte... y al amor.

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Los protagonistas de ‘La Fuente de la Vida’ son Hugh Jackman, que probablemente realiza aquí su mejor trabajo hasta el momento, y Rachel Weisz, la cual aparece sumamente encantadora. Los dos actores viajan en tres épocas muy distintas para explicar distintos elementos de la historia, siempre unidos por el símbolo de un anillo, por el amor. La sensación que se tiene al final de la película se basa en el hecho de que una historia tan complicada, un tema tan profundo como el amor, herramienta para enfrentarse a la vida y la muerte, no se puede resumir en sólo unos cuantos minutos. Y lo mejor de todo es que Darren lo consigue. Las sensaciones que experimentamos a lo largo del filme son cuanto menos sorprendentes en una película que muchos podrían calificar de "estupidez" a primera vista... ni mucho menos.

‘La Fuente de la Vida’ es una extraordinaria aventura alrededor del amor, la vida y la muerte, ofreciendo algunos de los momentos más inspirados que se han visto en los últimos años en una pantalla de cine. Acompañados por una de las mejores bandas sonoras en lo que llevamos de siglo, realizada de nuevo por Clint Mansell (Requiem For A Dream). Una pequeña maravilla que, desgraciadamente, no ha podido ser todo lo que Aronofsky quería contar. Y mucho cuidado, no se trata de una obra fácil, no es nada comercial, y requiere que el espectador se entregue por completo. Tenedlo en cuenta y hacedme caso, no os la perdáis.
[Vía]

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