
No vamos a hacer turismo, no pasearemos por sus calles, ni si quiera por el Boulevard de la Croisette, tampoco nos sentaremos en sus terrazas a tomar una copa de vino (para los más pijillos). Sino que vamos a ver un espectáculo, cuanto menos curioso, a pie de playa. Otra visión desde un ángulo distinto de lo que se puede considerar la magia de esta pequeña urbe. Lo que demuestra, una vez más, que este deporte (o baile) sobrepasa las fronteras sin entender de tabúes, y menos si hablamos de Francia. Si no, simplemente comprobadlo vosotros mismos, y disfrutadlo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario