Tras la muerte de Cesar Borgia, los templarios sobreviven en sus nichos. Bajo los pilares de la sociedad, han impuesto su moral, su política, y su poder contra el pueblo. Y mientras, Él, vive en las sombras, y engaña pervertidamente a la muerte, ensartándola vilmente hasta rozar su alma.
Pasados los años en Roma, los actos del gremio han llevado al asesino hasta la vieja frontera de Occidente, allí donde las lineas de los mapas, delimitan reinos, culturas y continentes. A sus 52 años ha sentido la sal del mar en su cara, la sangre del poder en los labios, y el fuego de la traición supurando la piel de sus gélidas manos. Pero Él aún sobrevive.
Y así es, porque de haber una divinidad en lo alto, esta nunca podría jugar con el mundo tal y como Ezio Auditore lo hace. En él reside el poder para moverlo y removerlo en pos de la verdad. Una única Verdad.